El afán del ser humano de poseer lo que no le pertenece por naturaleza, ha llevado a los traficantes de biodiversidad a ser los mayores depredadores de animales en peligro de extinción.Animales exóticos, raros o escasos son los preferidos de una decadente sociedad en busca de nuevas posesiones que abandonan a la primera de cambio, si se les plantea el menor problema.
Mientras los traficantes siguen llenándose los bolsillos, el Convenio Internacional de Washington o CITES, intenta frenar el tráfico mortal de especies de fauna y flora mundiales con controles cada vez más duros, aun así, AL AÑO se trafica con más de 700 especies a punto de extinguirse, 230.000 primates, 1,13 millones de aves vivas, casi 4 millones de reptiles vivos, 350 millones de peces tropicales, 1,1 millones de plantas..., que representan unos beneficios de 160.000 millones de euros anuales, unos 26 BILLONES de pesetas. Cuanto más diferente, rara o extraordinaria es una especie más cara se cotiza, la mayoría de ellas en peligro de extinción. Que el tráfico de especies protegidas, sea una de las causas más importantes de pérdida de biodiversidad en el mundo, resulta una afirmación desgarradora que deja en el lugar que se merecen a los despreciables traficantes y a los “usuarios de biodiversidad”.
Pongamos unos ejemplos de animales que son víctimas de auténticas cacerías, para obtener partes de sus cuerpos con el fin de saciar el afán poseedor de algunos humanos: rinocerontes, elefantes, nutrias gigantes, tigres, chimpancés, caimanes, ballenas, tiburones o leopardos; para la fabricación de abrigos de pieles, souvenirs, medicinas tradicionales, plumas, dagas, cráneos, complementos, objetos de coleccionismo, supuestos afrodisíacos, etc; y por otro lado especimenes vivos como algunos de los anteriores además de colibríes, aves, loros, guacamayos, cacatúas, todo tipo de peces y ranas exóticas, boas, iguanas, pitones, félidos, plantas, etc., etc., etc. para zoológicos, laboratorios de investigación biomédica y tiendas de animales donde adquirir éstas preciosidades.
¿Has pensado si la iguana que tienes en el salón, los peces de tu acuario, la planta carnívora o el hurón que acabas de adquirir, son capaces de encontrar en tu casa su nuevo hogar?¿Sabes a ciencia cierta cómo han sido adquiridos?¿Te parece que el hábitat de la ciudad es la mejor selva dónde vivir, crecer y sobre todo multiplicarse...?.¿O sólo le estás ofreciendo un sitio dónde extinguirse al fin, mientras tu miras la televisión?... ¿Ya no te gusta aquel objeto de marfil que compraste hace dos meses? Ya estas pensando en comprar uno nuevo pero que ahora tenga piel de cocodrilo?¿Realmente necesitas poseerlos? ¡Piénsalo!
